Fuente: SINA
La decisión última de lactar o no lactar es de la madre, indiscutiblemente.
En la decisión que toma la madre contribuyen la opinión y apoyo de la familia, y las experiencias vividas por la propia madre o referidas por el entorno cercano.
Para decidir, es conveniente disponer de toda la información sobre lactancia materna y lactancia artificial.
Como asesoras de lactancia, podemos darte muchas razones a favor de la lactancia materna, de las propiedades específicas de la leche materna y los beneficios inigualables por cualquier sucedáneo artificial, y te podemos hablar del vínculo especial que se establece entre la madre y el hijo a través de la lactancia materna.
Pero todo esto no tendría sentido si no te dijesemos que a amamantar también se aprende. La lactancia es un fenómeno biocultural. Desarrollaremos a continuacion cada una de las dos facetas.
Bio
Porque tiene una parte biológica, para la que venimos preparados “de serie”:
Dos pechos con una glándula específica capaz de sintetizar componentes de las reservas del cuerpo de la madre y de los nutrientes que ingiere, capaz de producir un alimento único para cada niño, cambiante según la edad de éste y el momento de la toma y del día. La leche materna es un alimento VIVO con factores inmunológicos que potencian y ayudan a madurar el sistema inmunológico del niño.
Los bebés nacen con instinto de succión: su olfato, boca, labios, lengua y paladar están específicamente preparados para reconocer a su madre y buscar el alimento, autorregulándose en cantidad a tomar y frecuencia de las tomas, y preparados con un mecanismo que les ayuda a escupir de su boca todo aquello que no sea el pecho de su madre (reflejo de extrusión).
Cultural
Porque en la lactancia de los humanos hay una parte de aprendizaje en sociedad (como también en primates): las hijas aprenden de las madres, hermanas, tías o vecinas a las que han visto amamanta.
De compartir esta vivencia aprenden posiciones, los cuidados, los “trucos” de la lactancia, a sobrellevar posibles baches, dudas o dificultades.
Cuando no hemos estado en contacto con otras madres lactantes, cuando antes de convertirnos en madres apenas hemos visto amamantar y somos madres, es probable que nuestro bebé sea de los pocos que hayamos visto mamar.
Es habitual que en este contexto surjan dudas y que nos encontremos sin apoyo en el entorno cercano. Las asociaciones y los grupos de apoyo a la lactancia materna existen precisamente para cubrir este vacío, esta “tribu” lactante, en la que poder compartir experiencias y solucionar dudas, incluso antes de que lleguen.
Durante el embarazo te plantearás la forma de alimentación de tu bebé. Es probable que los demás también te pregunten, “¿pecho o biberón?”. Y es habitual que alguien te dé argumentos a favor de una u otra opción. Quienes se muestran “a favor del biberón”, suelen esgrimir argumentos como: “total, los niños se crían igual de bien”, u “hoy en día la leche de la farmacia es muy buena”.
¿Diferencias?
Te interesa conocer desde este momento que estas afirmaciones no se ajustan a la realidad, la leche artificial no es igual a la leche materna, sino “peor”; los niños alimentados con lactancia artificial no se desarrollan “igual” que los alimentados con leche materna.
Te explicamos por qué: las leches artificiales se fabrican intentando imitar el patrón de oro que es la leche materna, a partir de leche de vaca, a la que se le eliminan unos componentes que ingeridos en exceso pueden causar daños irreparables al bebé (por ejemplo las proteínas y los solutos de la leche de vaca pura causan sobrecarga renal).
Se le añaden otros componentes que se encuentran en la leche materna y que deben ser sintetizados de manera artificial en laboratorios (por ejemplo DHA y AA, factor bífidus, vitaminas liposolubles, etc), y que nunca interactuarán de la misma manera ni tendrán la misma biodisponibilidad que en la propia leche materna.
Las leches artificiales no contienen elementos vivos como las inmunoglobulinas maternas.
La leche materna ayuda al desarrollo y maduración del sistema gastrointestinal del bebé, contribuyendo a poblar su flora intestinal y protegiéndole frente a patógenos como virus, bacterias y toxinas. Además, al recibir las defensas de la madre, se enfrenta mejor a su medio ambiente.
Esto es especialmente relevante en enfermedades respiratorias (asma, bronquitis, alergias…) y gastrointestinales (diarreas, gastroenteritis, rotavirus, alergias alimentarias,etc).
La mejor vacuna que puede recibir el recién nacido es el calostro.
Con lactancia artificial los niños también crecen, por supuesto. Pero su sistema inmunológico tardará más en desarrollarse. Además, al tomar una leche que no es propia de su especie, su aparato digestivo debe trabajar más: la leche de fórmula se digiere más despacio, y además su composición y sabor son siempre iguales.
El consumo energético diario, la temperatura rectal, la frecuencia cardíaca y las tasas metabólicas durante el sueño son mayores en los niños alimentados con fórmula.
También es mayor la cantidad de calorías ingeridas (la fórmula es más calórica que la leche humana, por su propia composición) y superiores los niveles de glucosa y colesterol en sangre en la edad adulta de aquellas personas que fueron alimentadas en su etapa de lactantes con lactancia artificial.
Amamantar es más cómodo porque no necesita preparación, ni envases, ni calentamiento, además es sostenible porque no genera residuo y es barato. Sólo hace falta una mamá y un niño. Por la noche, la mayor comodidad está en dormir con el niño, y darle cuando pide sin necesidad de levantarse. Además, lactancia materna es más que leche materna: amamantar es más que alimentar.
La cultura del biberón, y concretamente la publicidad de la leche artificial, transmite el mensaje reduccionista de que “la leche materna es el mejor alimento para el bebé”, y que ”su” leche es casi tan buena como ésta. Omiten varios factores: que la lactancia materna no cubre únicamente las necesidades alimenticias del niño, que la lactancia materna no tiene por qué terminar cuando el bebé deja de serlo y pasa a ser un niño, y que la lactancia materna no es únicamente del niño, sino también de la madre.
Amamantar crea un vínculo muy estrecho entre madre e hijo.
¿Dificultades?
Hablemos de las dificultades que pueden surgir en tu lactancia y qué hacer para prevenirlas y solucionarlas.
Dolor, grietas: el mejor remedio es la PREVENCIÓN desde el embarazo. Conoce las posturas de lactancia, la posición de la boca, los pequeños trucos, entrando en contacto directo con otras madres lactantes y acudiendo a un grupo de apoyo. Si ya se han producido, revisa la postura y la posición de la boca del bebé: una asesora en lactancia te puede ayudar.
Patologías del bebé o separación madre-bebé. Complican la lactancia pero muy raras veces la imposibilitan. Infórmate sobre cómo solventar las dificultades, una asesora en lactancia te puede ayudar.
Mitos: Hay mitos y falsas creencias sobre la lactancia. Calidad y cantidad de tu leche, lo que no puedes comer, lo que no debes hacer, medicamentos incompatibles. De nuevo, INFORMACIÓN desde el embarazo. En Sina, a través del blog o de las charlas sobre lactancia materna para embarazadas, te puedes informar.
¿Qué podré hacer y decidir sobre la marcha?
El éxito de la lactancia se decide, en gran medida, en lo que ocurre en las primeras semanas.
Si pruebas la experiencia y decides dejarlo, siempre puedes optar por la lactancia artificial. Los biberones seguirán estando en la tienda. Sin embargo, si optas por la lactancia artificial y luego quieres amamantar, las cosas son mucho más difíciles.
Ten en cuenta que las experiencias que en ocasiones algunas mujeres relatan como dificultades o problemas achacables a la lactancia, no son sino dificultades o características propias del posparto, el cambio hormonal que tiene lugar o el cambio en la situación familiar con la llegada del recién nacido.
Recuerda que no estás sola y que si tú no tienes los recursos para afrontar las dificultades que surjan (o puedan surgir) tienes a quien acudir.
Personalmente, no ha sido un camino de rosas para algunas de nosotras, hemos pasado por obstrucciones, mastitis, grietas hasta que aparecimos por el grupo de apoyo a la lactancia. Y allí fue tanto el apoyo que recibí, que nos motivamos a hacernos asesoras de lactancia.
En los grupos de apoyo a la lactancia materna también hay otras mujeres que no tuvieron ningún tipo de dolor durante sus lactancias, pero sí problemas derivados del desconocimiento, falta de apoyo del entorno y malos consejos de profesionales.
También hay mujeres que no atravesaron por especiales dificultades en sus lactancias, pero observaron las dificultades con que otras mujeres se encontraban. Hoy en día todas ellas trabajan en estos grupos con el objetivo de que todas las mujeres tengan acceso a una buena información sobre lactancia, que les permita una lactancia feliz a ellas y a sus niños.
Y son estos dias, cuando volvemos a casa tras las reuniones semanales, que nos sentimos felices, contentas y satisfechas de haber podido acompañar a las madres que vienen a entender mejor a sus bebés y a escuchar su instinto, porque la mayoría de las mamis que vienen sólo están buscando un entorno en el que poder compartir su vivencia, que les permita confiar en su capacidad de amamantar, en sus cuerpos y en la enorme sabiduría de sus bebés.
Frente a una decisión consciente e informada, sólo nos queda decir: tú eres la madre, tú decides por ti y tu bebé.
1 comentario:
Estoy de acuerdo en que es la mujer la que debe decidir si dar o no pecho a su bebé.Que debe contar con información fiable y contrastada para poder tomar su decisión.
Solo añadiría lo que Yolanda González explicaba en un artículo colgado en este blog hace algún tiempo: la importancia del cómo en la lactancia.Debe ser una experiencia gratificante,amorosa y placentera.Una mujer que dé pecho por sentirse obligada o presionada por el entorno no gozará con la lactancia y tanto ella como su bebé sufrirán las consecuencias de este malestar.En este caso,es preferible optar por la lactancia artificial dada con amor.
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