viernes, 24 de febrero de 2012

DERECHOS DE LA EMBARAZADA Y MADRE LACTANTE


El viernes 09 de marzo celebrando el día internacional de la mujer trabajadora, la asesora laboral y madre Yolanda Muñoz del Águila, gerente de la Asesoría Cala, nos dará una charla a todas las personas interesadas sobre los derechos de las embarazadas y las madres lactantes.
La charla tendrá lugar en el Centro Social de la Zona Norte, 3ª planta, en horario de 17 a 18,30.
Para cualquier duda o sugerencia podeis poneros en contacto con nosotras en el teléfono
622 648 421 o con la propia Yolanda en el teléfono 966 334 481.
Estais todos invitados.
Rogamos máxima difusión.

martes, 7 de febrero de 2012

Muerde el pecho


A menudo se escucha a mamás que tienen el problema de que sus hijos les muerden el pecho al ser amamantados o incluso algunas personas que bienintencionadamente al ver a nuestros hijos con dientes mamando nos sueltan eso de ¿no te muerde?
Pues bien, os copiamos este extracto del libro de Yolanda González "Amar sin miedo malcriar"

Muerde el pecho
En los grupos de lactancia y en las consultas, suele salir este tema de vez en cuando. La última vez que surgió, una madre lo narró así: “Cuando estoy tan tranquila, me pega un mordisco y me hace mucho daño. ¿Qué hago?”. Pregunto si alguna madre más se encuentra con una situación similar. Otra madre que lleva algún tiempo en el grupo, dice: “A mí también me ha empezado a morder” Sigo indagando y pregunto cuándo ocurre esto. La primera me dice que en cualquier momento y la segunda que cuando se está durmiendo. Son dos situaciones diferentes. Lo primero que aclaro es que cuando los bebés se están durmiendo en ocasiones cierran los maxilares, como si quisieran asegurarse de mantener el pezón en la boca.

Si no tienen dientes, simplemente la madre siente la presión que ejerce su mandíbula en el pecho, aunque lo puede interpretar como morder. Esto no es morder. Incluso aunque tengan dientes, si ocurre en ese momento tampoco hay una intencionalidad de morder. Simplemente cierran las mandíbulas. Lo segundo que señalo es que, efectivamente, a veces los bebés muerden. Cuando lo hacen tenemos que preguntarnos “por qué” antes de “qué hacer”. Son muchos los motivos que puede haber detrás de morder. Básicamente:

- muerden porque están hiperexcitados y necesitan descargar la sobrecarga de estimulación
- muerden como expresión de rabia ante la frustración
- muerden, en ocasiones, por la irritabilidad producida por la salida de la dentición.

Lo más importante para comprender los motivos por los que un bebé muerde es preguntarse cómo te encontrabas en ese momento y qué estabas haciendo cuando el bebé mordió el pecho. Las respuestas a veces son vagas: “No sé”, “no me acuerdo” o “nada”. En los grupos, no considero suficiente estas respuestas que sólo buscan recetas inmediatas e intento indagar más para que conecten con su estado en aquel momento. Generalmente, la indicación que doy es que observen la interacción y en el próximo grupo la compartan. De forma muy habitual, la madre reconoce que el mordisco ocurre cuando está distraída. Bien porque ve la televisión o habla por teléfono o está sumergida en sus pensamientos. En todos estos casos, la madre está ausente. Y nunca mejor dicho, “no hay cosa que más rabia le de a un bebé” que el hecho de que su madre esté ausente mientras amamanta. Y no sólo a los bebés les produce rabia la ausencia emocional, sino a muchos adultos que refieren su experiencia infantil con relación a sus padres, durante el proceso terapéutico. Por tanto, es una clara expresión de rabia. Sí, rabia. Los bebés tienen emociones intensas y totales, que no pueden relativizar. Les invaden directamente y sin ningún filtro y, si no hay represión o inhibición, la expresan. También puede ocurrir que la madre esté irritable y al bebé le resulte desagradable mamar en esas condiciones. O los motivos antes señalados. En el caso de que responda a una situación de rabia, hay que tener presente que le bebé está en plena fase oral del desarrollo evolutivo. Recordemos que durante ésta, la boca es la sede del placer. Pero también es la única zona desde donde se puede expresar la rabia. Todavía no pueden usar las manos y los pies para golpear, por tanto es el lugar privilegiado para la expresión de la rabia ante la frustración emocional.

En la dinámica grupal, acostumbro a preguntar: “¿Qué haces cuando te muerde?”. A veces, las madres dicen que manifiestan inicialmente sorpresa, si el mordisco es suave. Ante la gesticulación de la madre, el bebé puede llegar a sonreír y, ajeno a su sentimiento, querer repetir el mordisco para observar la respuesta de la madre. Y de esta manera convertirse en un círculo vicioso que ni uno ni otro saben romper. En los casos en los que el bebé sonríe después de morder o justo antes, las madres le atribuyen un entendimiento similar al adulto. “Sí, entiende, porque me mira y se ríe”, objetan algunas mujeres, atribuyéndole una maldad de la que no dispone. Se ríe porque no sabe todavía interpretar el gesto novedoso y ruidoso que se produce cuando él muerde. Por otro lado, hay madres que responden gritando: “¡Ay, eso no se hace!” y le retiran el pecho, provocando un susto al bebé, que inmediatamente llora o se contrae no entendiendo lo ocurrido, por muchas explicaciones que le des.

Algunas monitoras de lactancia y algunos grupos pro-lactancia sugieren que la madre debe hacer saber al bebé que “eso no se hace”. El objetivo de este planteamiento es intentar que no se vuelva a repetir el mordisco, pero se está ignorando la causa y atendiendo sólo a la conducta. Si un bebé muerde, es por algo. No es un capricho, probablemente esté rabioso o responde a los motivos anteriores. Morder le permite, en plena fase oral, descargar la tensión que acumula en la boca, fruto de la frustración (o de una posible irritación puntual por la salida de los dientes). Descargar esta tensión le produce relajación y placer. Veremos qué hacer, pero primero tenemos que comprender. La solución no es reprimir al bebé, sino saber primero la causa y en segundo lugar ayudar a la madre a recuperar el contacto consigo misma y con el bebé. No vale cualquier reacción para lograr el objetivo. Las reacciones de las madres ante los mordiscos son importantes.

Main y Hesse (1992) destacaron que “es casi tan perjudicial para el niño sentir a la madre como alguien que asusta, como sentir que ella es la asustada”

Fonagy y Target (1996), con relación a la reacción de la madre que se asusta ante el mordisco del bebé, destacan: “Por ejemplo, un bebé puede morder el pecho de la madre con placer lleno de emoción y producir una reacción de ira o aversión. Si estas experiencias son frecuentes, puede esperarse que tengan un efecto desorganizativo en la comprensión del bebé de sus propios estados, ya que su emoción y placer se igualan a ira y rechazo en su madre” generando un gran desconcierto en el bebé, que siente cómo sus emociones aterrorizan a la madre.

Por tanto, insistiré a lo largo de todo el libro como lo hago en todos los grupos en el cómo de nuestra respuesta es fundamental. No sólo en el caso de los mordiscos, sino en toda la interacción con el bebé. Recordemos que los bebés captan la emoción del lenguaje, no su contenido. Y fijaos si es importante que, según D. Stern (1995), en las comunicaciones con el bebé: “El tono, el timbre y el ritmo contribuyen a su seguridad o inseguridad”.

Qué hacer

- En primer lugar, detectar qué y por qué está pasando, como hemos visto anteriormente. Encontrar la causa puede hacer desaparecer del todo esa manifestación.
- Si ha ocurrido puntualmente y fruto de la salida de los dientes o de una falta de contacto pasajera, no hay que darle importancia, salvo para tenerlo presente.
- Masajear la mandíbula del bebé suavemente, antes de que mame y cuando esté muy tranquilo.
- Ofrecerle objetos alternativos para que muerda y descargue la tensión acumulada.
- Retomar el contacto y la presencia emocional cuando se está con el bebé, intentando evitar la angustia o la tensión corporal ante el temor a otro mordisco, que es captada por el bebé.
- Evitar cualquier sistema destinado a la represión de su expresión sin olvidar buscar formas de canalizar la rabia.
- Estar atenta: normalmente hay unos signos que permiten anticiparse al mordisco. Suavemente y con los dedos de la mano, bajar la barbilla del bebé para evitar el mordisco.
- Evitar los gritos y el susto corporal, y el “eso no se hace”, en caso de que no hay podido evitarse del todo
- Si no es suficiente, consultar a un profesional especializado en temas de crianza.

Yolanda González Vara.

lunes, 6 de febrero de 2012

"¿Qué es ser mujer?" - Réponse de femmes: Notre corps, notre sexe (dir: Agnès Varda, 1975)


Poner limites o informar de los limites


El amor después de la etapa primal. 
Cuando se cambian las órdenes por la información y la complacencia
La vía de la armonía, de la confianza y del apoyo mutuo entre madres y padres e hij@s
excluye la autoridad y la jerarquía.  El o la que dá órdenes ni ama ni confía en sus hij@s.
Dar órdenes a l@s hij@s es una falta de respeto a su integridad psicosomática.
L@s niñ@s que crecen sin respeto, de mayores tampoco respetarán a l@s demás.

Casilda Rodrigañez Bustos

Descargar archivo desde su página web oficial

miércoles, 1 de febrero de 2012

¿ Le doy o no pecho a mi bebé?

Fuente: SINA

Escrito por Laura Villanueva IBCLC Presidenta de Sina y adaptado al grupo De mare a mare.



La decisión última de lactar o no lactar es de la madre, indiscutiblemente.
En la decisión que toma la madre contribuyen la opinión y apoyo de la familia, y las experiencias vividas por la propia madre o referidas por el entorno cercano.
Para decidir, es conveniente disponer de toda la información sobre lactancia materna y lactancia artificial.
Como asesoras de lactancia, podemos darte muchas razones a favor de la lactancia materna, de las propiedades específicas de la leche materna y los beneficios inigualables por cualquier sucedáneo artificial, y te podemos hablar del vínculo especial que se establece entre la madre y el hijo a través de la lactancia materna.
Pero todo esto no tendría sentido si no te dijesemos que a amamantar también se aprende. La lactancia es un fenómeno biocultural. Desarrollaremos a continuacion cada una de las dos facetas.
Bio
Porque tiene una parte biológica, para la que venimos preparados “de serie”:
Dos pechos con una glándula específica capaz de sintetizar componentes de las reservas del cuerpo de la madre y de los nutrientes que ingiere, capaz de producir un alimento único para cada niño, cambiante según la edad de éste y el momento de la toma y del día. La leche materna es un alimento VIVO con factores inmunológicos que potencian y ayudan a madurar el sistema inmunológico del niño.
Los bebés nacen con instinto de succión: su olfato, boca, labios, lengua y paladar están específicamente preparados para reconocer a su madre y buscar el alimento, autorregulándose en cantidad a tomar y frecuencia de las tomas, y preparados con un mecanismo que les ayuda a escupir de su boca todo aquello que no sea el pecho de su madre (reflejo de extrusión).


Cultural
Porque en la lactancia de los humanos hay una parte de aprendizaje en sociedad (como también en primates): las hijas aprenden de las madres, hermanas, tías o vecinas a las que han visto amamanta.
De compartir esta vivencia aprenden posiciones, los cuidados, los “trucos” de la lactancia, a sobrellevar posibles baches, dudas o dificultades.
Cuando no hemos estado en contacto con otras madres lactantes, cuando antes de convertirnos en madres apenas hemos visto amamantar y somos madres, es probable que nuestro bebé sea de los pocos que hayamos visto mamar.
Es habitual que en este contexto surjan dudas y que nos encontremos sin apoyo en el entorno cercano. Las asociaciones y los grupos de apoyo a la lactancia materna existen precisamente para cubrir este vacío, esta “tribu” lactante, en la que poder compartir experiencias y solucionar dudas, incluso antes de que lleguen.
Durante el embarazo te plantearás la forma de alimentación de tu bebé. Es probable que los demás también te pregunten, “¿pecho o biberón?”. Y es habitual que alguien te dé argumentos a favor de una u otra opción. Quienes se muestran “a favor del biberón”, suelen esgrimir argumentos como: “total, los niños se crían igual de bien”, u “hoy en día la leche de la farmacia es muy buena”.
¿Diferencias?
Te interesa conocer desde este momento que estas afirmaciones no se ajustan a la realidad, la leche artificial no es igual a la leche materna, sino “peor”; los niños alimentados con lactancia artificial no se desarrollan “igual” que los alimentados con leche materna.
Te explicamos por qué: las leches artificiales se fabrican intentando imitar el patrón de oro que es la leche materna, a partir de leche de vaca, a la que se le eliminan unos componentes que ingeridos en exceso pueden causar daños irreparables al bebé (por ejemplo las proteínas y los solutos de la leche de vaca pura causan sobrecarga renal).
Se le añaden otros componentes que se encuentran en la leche materna y que deben ser sintetizados de manera artificial en laboratorios (por ejemplo DHA y AA, factor bífidus, vitaminas liposolubles, etc), y que nunca interactuarán de la misma manera ni tendrán la misma biodisponibilidad que en la propia leche materna.
Las leches artificiales no contienen elementos vivos como las inmunoglobulinas maternas.
La leche materna ayuda al desarrollo y maduración del sistema gastrointestinal del bebé, contribuyendo a poblar su flora intestinal y protegiéndole frente a patógenos como virus, bacterias y toxinas. Además, al recibir las defensas de la madre, se enfrenta mejor a su medio ambiente.
Esto es especialmente relevante en enfermedades respiratorias (asma, bronquitis, alergias…) y gastrointestinales (diarreas, gastroenteritis, rotavirus, alergias alimentarias,etc).
La mejor vacuna que puede recibir el recién nacido es el calostro.
Con lactancia artificial los niños también crecen, por supuesto. Pero su sistema inmunológico tardará más en desarrollarse. Además, al tomar una leche que no es propia de su especie, su aparato digestivo debe trabajar más: la leche de fórmula se digiere más despacio, y además su composición y sabor son siempre iguales.
El consumo energético diario, la temperatura rectal, la frecuencia cardíaca y las tasas metabólicas durante el sueño son mayores en los niños alimentados con fórmula.
También es mayor la cantidad de calorías ingeridas (la fórmula es más calórica que la leche humana, por su propia composición) y superiores los niveles de glucosa y colesterol en sangre en la edad adulta de aquellas personas que fueron alimentadas en su etapa de lactantes con lactancia artificial.
Amamantar es más cómodo porque no necesita preparación, ni envases, ni calentamiento, además es sostenible porque no genera residuo y es barato. Sólo hace falta una mamá y un niño. Por la noche, la mayor comodidad está en dormir con el niño, y darle cuando pide sin necesidad de levantarse. Además, lactancia materna es más que leche materna: amamantar es más que alimentar.
La cultura del biberón, y concretamente la publicidad de la leche artificial, transmite el mensaje reduccionista de que “la leche materna es el mejor alimento para el bebé”, y que ”su” leche es casi tan buena como ésta. Omiten varios factores: que la lactancia materna no cubre únicamente las necesidades alimenticias del niño, que la lactancia materna no tiene por qué terminar cuando el bebé deja de serlo y pasa a ser un niño, y que la lactancia materna no es únicamente del niño, sino también de la madre.
Amamantar crea un vínculo muy estrecho entre madre e hijo.
¿Dificultades?
Hablemos de las dificultades que pueden surgir en tu lactancia y qué hacer para prevenirlas y solucionarlas.
Dolor, grietas: el mejor remedio es la PREVENCIÓN desde el embarazo. Conoce las posturas de lactancia, la posición de la boca, los pequeños trucos, entrando en contacto directo con otras madres lactantes y acudiendo a un grupo de apoyo. Si ya se han producido, revisa la postura y la posición de la boca del bebé: una asesora en lactancia te puede ayudar.
Patologías del bebé o separación madre-bebé. Complican la lactancia pero muy raras veces la imposibilitan. Infórmate sobre cómo solventar las dificultades, una asesora en lactancia te puede ayudar.
Mitos: Hay mitos y falsas creencias sobre la lactancia. Calidad y cantidad de tu leche, lo que no puedes comer, lo que no debes hacer, medicamentos incompatibles. De nuevo, INFORMACIÓN desde el embarazo. En Sina, a través del blog o de las charlas sobre lactancia materna para embarazadas, te puedes informar.
¿Qué podré hacer y decidir sobre la marcha?
El éxito de la lactancia se decide, en gran medida, en lo que ocurre en las primeras semanas.
Si pruebas la experiencia y decides dejarlo, siempre puedes optar por la lactancia artificial. Los biberones seguirán estando en la tienda. Sin embargo, si optas por la lactancia artificial y luego quieres amamantar, las cosas son mucho más difíciles.
Ten en cuenta que las experiencias que en ocasiones algunas mujeres relatan como dificultades o problemas achacables a la lactancia, no son sino dificultades o características propias del posparto, el cambio hormonal que tiene lugar o el cambio en la situación familiar con la llegada del recién nacido.
Recuerda que no estás sola y que si tú no tienes los recursos para afrontar las dificultades que surjan (o puedan surgir) tienes a quien acudir.
Personalmente, no ha sido un camino de rosas para algunas de nosotras, hemos pasado por obstrucciones, mastitis, grietas hasta que aparecimos por el grupo de apoyo a la lactancia. Y allí fue tanto el apoyo que recibí, que nos motivamos a hacernos asesoras de lactancia.
En los grupos de apoyo a la lactancia materna también hay otras mujeres que no tuvieron ningún tipo de dolor durante sus lactancias, pero sí problemas derivados del desconocimiento, falta de apoyo del entorno y malos consejos de profesionales.
También hay mujeres que no atravesaron por especiales dificultades en sus lactancias, pero observaron las dificultades con que otras mujeres se encontraban. Hoy en día todas ellas trabajan en estos grupos con el objetivo de que todas las mujeres tengan acceso a una buena información sobre lactancia, que les permita una lactancia feliz a ellas y a sus niños.
Y son estos dias, cuando volvemos a casa tras las reuniones semanales, que nos sentimos felices, contentas y satisfechas de haber podido acompañar a las madres que vienen a entender mejor a sus bebés y a escuchar su instinto, porque la mayoría de las mamis que vienen sólo están buscando un entorno en el que poder compartir su vivencia, que les permita confiar en su capacidad de amamantar, en sus cuerpos y en la enorme sabiduría de sus bebés.
Frente a una decisión consciente e informada, sólo nos queda decir: tú eres la madre, tú decides por ti y tu bebé.