A continuación os transcribo un artículo más que interesante de la revista Mente Libre y escrito por Elena Mayorga que aunque penseis que no tiene mucho que ver con la Lactancia Materna, lo tiene y mucho. Os invito a expresar con vuestros comentarios lo que pensais.
Más de una y más de uno se habrá quedado un tanto sorprendido al leer el título del artículo y habrá pensado ¡¡pues claro que somos iguales! ¡hasta donde podemos llegar que a estas alturas de la vida se cuestione esto?
Y tienen razón …claro …pero sólo en ciertas cuestiones.
Mujeres y hombres, por supuesto que somos, o por lo menos deberíamos ser iguales ante la ley, ante las oportunidades laborales, deberíamos a igual trabajo cobrar los mismos sueldos. Hombres y mujeres deberíamos poder dirigir empresas, países, gobiernos, deberíamos tener la misma libertad de elección, la misma libertad de movimiento, las mismas libertades intelectuales, la misma libertad de pensamiento … es decir en derechos y libertades somos iguales o por lo menos en la teoría, pues estos son dos ámbitos donde, incluso en los países más avanzados, aún no se ha logrado la igualdad completa.
Pero, y aquí viene el pero de esta historia. No somos iguales en todo.
Las mujeres podemos quedarnos embarazadas, podemos parir (si nos dejan) y podemos amamantar a nuestros hijos.
Nosotras podemos gestarlos. Podemos, durante nueve meses, ir dándoles a través del cordón umbilical todos los sustentos necesarios para que se vayan formando sus cuerpos. Y durante esos mismos nueve meses, podemos ir ofreciéndoles a través de nuestras palabras, de nuestros gestos, de nuestros cuidados, y sobretodo, de nuestro amor, un gran número de otro tipo de nutrientes para formar su espíritu. Y cuando escribo espíritu, no me estoy refiriendo a un sentido religioso del término.
Nosotras podemos parir a nuestros hijos, vuelvo a decir, si nos dejan. Nosotras podemos sentir las contracciones y podemos notar el cuerpo de nuestros bebés deslizándose a través de nuestro organismo. Nosotras podemos pujar y ayudarles con nuestras fuerzas a atravesar el canal del parto y ver por primera vez la vida al otro lado.
Y una vez nacidos.
Nosotras podemos nutrirlos con nuestra esencia y colmarlos con la savia de nuestros pechos, de amor, apego, vinculación y sustento.
¿Ya son bastantes diferencias? ¿Verdad?
Diferencias, por supuesto, que no significan que un sexo sea mejor que el otro. Eso sería un debate espurio. Además, es obvio que cada sexo tiene su papel biológico imprescindible dentro de la especie.
Llegados a este punto, aprovecho el espacio que me dan estas líneas para ser yo la que os envíe una pregunta.
Si es tan indiscutible la diferencia entre hombres y mujeres.
Si es tan evidente que no somos iguales hablando en términos fisiológicos y biológicos.
Si es tan obvio que Madres y Padres tienen un disparidad de papeles en los primeros años de vida de sus hijos.
¿Por qué esta sociedad quiere robarle a las mujeres que deciden ser madres su lugar? ¿Por qué nuestra sociedad le vuelve la espalda a la maternidad? ¿Por qué esta sociedad cada vez interfiere más en la maternidad y en muchos casos embarazo, partos y lactancia acaban alejándose de lo natural para recabar en el ámbito de lo artificial?
Nos ponen mil trabas médicas y laborales para vivir un embarazo relajado y dichoso, nos cuesta parir en condiciones, nos presionan y mal aconsejan para que abandonemos de forma precoz la lactancia de nuestros hijos, nos impiden vivir en paz el proceso de crecimiento interior que supone el puerperio, nos señalan y nos ningunean si decidimos quedarnos a criar a nuestros hijos en la casa, nos señalan y nos ningunean si decidimos criar a nuestros hijos y trabajar una vez pasada la baja por maternidad, somos señaladas, somos ninguneadas.
Vuelvo a preguntar ¿por qué esta sociedad quiere robarle a las mujeres que deciden ser madres su lugar?
Curioso ¿verdad?
Dejo en el aire otras preguntas:
¿Por qué esta sociedad quiere robarle a la naturaleza su lugar?
Madres y naturaleza nutren y esta sociedad les vuelve la espalda ¿estamos ante el fin de nuestra sociedad?
La violencia, la agresividad, los crecientes casos de problemas de la mente ¿estarán relacionados con el distanciamiento que la artificialidad impone entre Mamás y Bebés?
¿Qué pensáis vosotros? ¿Tenéis respuestas a mis dudas?