“La lactancia materna, casi imprescindible para la supervivencia infantil hace no muchos años, ha variado durante la segunda mitad del siglo XX debido, principalmente, a la aparición de la lactancia artificial”, explica a SINC Juan Ramón Ordoñana, investigador de la Universidad de Murcia y autor principal del estudio.
El trabajo, publicado recientemente en el Journal of Human Lactation, analiza cómo han evolucionado las tasas de lactancia materna en la Región de Murcia y, por extensión en España, en las últimas décadas, si se comportaban igual las mujeres que tenían hijos en los años 60’ que las que lo hacían en los 80’ o en los 90’.
La duración media de la lactancia materna ha cambiado a lo largo del periodo estudiado. “Encontramos una gráfica con forma de U”, afirma Ordoñana. “Las duraciones de lactancia materna más altas se encontraron a principios de los 60’ (61,3% más de seis meses) y a finales de los 90’ (29% para la misma duración) y las más bajas, en la década de los 70’ y 80’ (14,4% y 19,2%, respectivamente)”.
Los autores estudiaron a 666 mujeres que habían sido madres por primera vez desde principios de los 60’ hasta finales del siglo pasado. Además de recoger información sobre la alimentación de sus hijos, los expertos tomaron datos sociodemográficos, fundamentalmente el nivel de estudios que habían alcanzado.
“El efecto de un mayor nivel educativo sobre la duración de la lactancia no es siempre el mismo y depende del contexto social en que se produce”, subraya Ordoñana.
Así, las mujeres con un nivel de estudios medio o superior disminuyeron la duración de la lactancia de forma drástica al inicio de los 70’ y sus tasas se equipararon al de mujeres con menos estudios en las décadas de los 70’ y 80’. Sin embargo, posteriormente presentaron una tendencia firme al aumento (del 3,4% anual) que se mantuvo hasta el final de siglo.
Los autores explican estos resultados en la mayor facilidad de las mujeres con mayor nivel de estudios para asimilar los mensajes del personal sanitario acerca de los beneficios de la lactancia materna. “También es probable que las condiciones de sus trabajos, su nivel económico y su mayor acceso a servicios sanitarios facilitaran el mantenimiento de la lactancia materna si lo deseaban”, recalcan.
La importancia de los cambios sociales
La investigación relaciona estos resultados con los cambios sociales ocurridos y su impacto en las mujeres. Por ejemplo, se ha pasado de una estructura familiar amplia, donde convivían las mujeres de varias generaciones y se apoyaban unas a otras en el “arte de lactar”, a una familia nuclear, donde la mujer cuenta cada vez más con el apoyo emocional e instrumental de su pareja, pero no tanto con el de otras mujeres.
Igualmente, los expertos asocian esta evolución con la incorporación progresiva de las mujeres al mundo laboral, el movimiento hacia la recuperación de lo natural que apareció a finales de los 90’, la ampliación del permiso de maternidad y un amplio número de factores socioculturales que han influido en el comportamiento de las mujeres ante la llegada de sus bebés.
Además, las recomendaciones del personal sanitario en torno a la alimentación de los recién nacidos han oscilado desde la lactancia artificial durante los años 70’ y 80’, al posterior fomento de la lactancia materna, debido a los beneficios para la salud que se descubrían y a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de prolongarla hasta los seis meses como mínimo.
Vía Agenciasinc
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